¿A DÓNDE TE LLEVAN, MEDICINA DE FAMILIA?

Dr. Juan Benedito Alberola

 

Presidente del SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública)

 

Publicado en El Mundo el 13 de septiembre de 2008

 

 

Hace más de 20 años que  se inició la reforma del modelo de Atención Primaria de la Salud y las situaciones que motivaron  dicha reforma siguen estando presentes. Masificación, mala coordinación con la atención hospitalaria, dificultad de acceso a las pruebas diagnósticas complementarias y excesiva burocratización de la consulta ( consulta no hay más que una, la médica), siguen dificultando, como entonces, el proceso asistencial. Muchos opinamos que, en definitiva, hemos pasado de una consulta de dos horas de cupo al mismo tipo de consulta, pero de siete horas.

 

Los lobbys de la Atención Primaria (Sociedades Científicas, Plataformas, Observatorios) que están en relación con la Administración Sanitaria llegan a consensuar  documentos de “alta filosofía”, como el Proyecto AP-21 2007-2011, en los que concluyen que el problema que tiene la Medicina de Familia, después de la reforma efectuada por la Ley General de Sanidad, se solucionará incrementando el presupuesto asignado a este sector de la Medicina.. Este incremento iría fundamentalmente a la paramedicina (gestora, directiva o asesora), la investigación o la docencia. Todos los poderosos  salen beneficiados curricular y económicamente. Y como efecto colateral, se dice que el médico de base asistencial también saldrá beneficiado.

 

Tras varias décadas la situación cotidiana real de los Centros de Salud y de los Especialistas de Medicina de Familia (ahora ya se necesitan cuatro años para conseguir el título) es dramática.  La Medicina de Familia no sabe  adónde va.

 En las últimas convocatorias  las plazas de MIR que no se cubren son las de Medicina de Familia. El porcentaje de abandonos del MIR de Medicina de Familia es el más alto de todas las especialidades, sin que sepamos si los compañeros abandonan la medicina o se preparan un nuevo MIR. Los MIR de Familia recién acabados, en gran número, tras su contacto con los Centros de Salud vuelven a repetir el examen MIR para cambiar de especialidad.

 

Ante la impasibilidad de los cargos directivos y gestores las consultas están masificadas con 70 o más citas previas más los pacientes sin número (eufemísticamente encubiertos como no demorables, urgencias no vitales, emergencias, etc.) y más los avisos a domicilio. La burocratización se incrementa sin límites y se continúa sin contemplar de forma real la posibilidad de descargar las consultas de tareas administrativas.

 

La informatización, claramente necesaria, se implanta de forma obligatoria sin ninguna formación a cargo de la empresa, con programas diferentes en las distintas autonomías, incompatibles entre sí, que no permiten acceder a información complementaria (análisis, pruebas de imagen) ni a las historias hospitalarias y pensados teóricamente únicamente para reducir la burocracia, pero haciendo más difícil el razonamiento clínico que en las historias en papel.

 

Las ofertas públicas de empleo ordinarias prácticamente no existen, y cuando se convocan, implícitamente, un número elevado de plazas están preasignadas a la paramedicina al existir unos baremos  adecuados para ella. La Bolsa de Trabajo sólo existe para las plazas poco apetecibles que no se pueden adjudicar digitalmente. Los bolsines de Departamento sólo ofrecen sustituciones puntuales.

 

Persiste cada vez de forma más extendida la anómala situación de considerar como válida éticamente la solución individual frente a la falta de solución colectiva. Así tenemos Nombramientos interinos o de sustitución de larga duración para privilegiados con nombre y apellidos.

 

La dificultad para ejercer, como clínico impulsa a huir  a quienes siguen valorando su profesión. La huída de la Atención Primaria se disfraza como Medicina hospitalaria de nivel B a través de trabajo en las Unidades de Hospitalización Domiciliaria, Corta Estancia, Observación de Urgencias o Puertas de Urgencias Hospitalarias  (los especialistas formados para actividad comunitaria extrahospitalaria quieren trabajar en el hospital).  Incluso se crean nuevas necesidades como las Unidades de Paliativos vinculadas al hospital y asumidas por la Medicina de Familia. Se posibilita que el tutor de los MIR de Familia  deje solo en la consulta a su MIR para asistir a Congresos, dar cursos de formación o investigar.  El MIR-3 (y ahora también el MIR-4) se utiliza como instrumento  asistencial para dar más tiempo libre a sus tutores.

 

Ante el barco que se hunde  muchos escapan como pueden para dedicarse, de forma mayoritaria o exclusiva a la paramedicina, abandonando la asistencia.

 

Todo lo descrito es cierto. La paramedicina de Familia no aborda la  solución del primer nivel asistencial de la sanidad pública, ni dignifica el ejercicio del colectivo profesional, aunque, desde luego, se busca así misma un trabajo más cómodo cuando la situación es insostenible.

 

A dónde vas Especialidad de Medicina de Familia, o mejor dicho, adónde te llevan Especialidad de Medicina de Familia.