Estimados amigos, hemos recogido un dossier de noticias sobre los cambios en la
gestión sanitaria del gobierno de la Comunidad de Madrid. Básicamente, la
podemos resumir en los siguientes puntos:
1. Se introduce el sistema de concesión administrativa (modelo “Alzira”) en seis
hospitales, sumándolos a los tres ya existentes. Estos hospitales ya tenían
privatizada la gestión y personal no sanitario
2. Se privatiza la gestión de los servicios no sanitarios en el resto de los
centros.
3. Se propone cambios en la gestión del 10% de los centros de salud, con la
creación de EBAs (entidades de base asociativa) o consorcios.
4. Se producen cambios drásticos funcionales en hospitales pioneros como el
hospital de La Princesa, transformándolo en centro especializado geriátrico, al
parecer sin precedentes en el mundo o el hospital Carlos III en centro
sociosanitario.
5. Instauración del euro por receta.
Todos estos cambios se han realizado sin consultar a los profesionales de la
prestación sanitaria. No se ha tenido en cuenta tampoco las inversiones y la
planificación estratégica previas. Como comenta un compañero, hasta ahora las
medidas tomadas eran de una sangría paulatina, nos van cortando vasos pequeños
para que seamos menos conscientes de nuestro enfermar, pero esto es un ataque
directo a la yugular. Es ilustrativo el caso del Hospital de la Princesa. Por
información que hemos recabado de compañeros que conocen dicho hospital, se
trata de desmantelar un centro de alto nivel asistencial, docente e
investigadora, con unidades de referencia nacional, con un área de atención de
cientos de miles de pacientes que serán trasladados a otros centros. Tras
demoler esta estructura funcional, se pretende crear un centro geriátrico cuya
justificación no existe y su utilidad y conveniencia ha sido descartada desde
hace años tras estudios de gestión sanitaria y las recomendaciones negativas de
las sociedades científicas de profesionales que cuidan de pacientes ancianos.
Podría pensarse como hipótesis que, ante la falta de justificación de este tipo
de centros, su verdadera función sea crear un nosocomio escoba que recoja los
pacientes de otros centros (incluidos los de las concesiones) que superen el
límite de estancia fijado por la rentabilidad y así mantener los números en la
gestión y el negocio.
Además de las consecuencias en la asistencia de los pacientes, esta situación va
a suponer por ejemplo: traslados forzosos a otros centros del personal
estatutario fijo, despidos de interinos, aceptación por parte de los
estatutarios y de los “laboralizados” de condiciones de trabajo y salariales
minusvaloradas, traslados de residentes con dificultad para completar su
programa formativo, deterioro de la actividad asistencial, desaparición de
docencia e investigación, asunción de población por otros centros con la
consecuente sobrecarga de trabajo…
El sector de la sanidad privada expresa entusiasmo mal disimulado. Han comentado
que están dispuestos a “echar una mano” y que estos cambios ayudarán a “superar
la crisis”. Deben referirse a su propia crisis, ya que se abren nuevas
perspectivas de negocio donde echar una mano.
Son decisiones originadas por una visión ideológica de nuestros gobernantes y,
aunque nuestra Conselleria de Sanitat parece apostar ahora por un nuevo modelo,
no hay que descartar que no acabe por abrazar esta iniciativa de la Comunidad de
Madrid. La Conselleria de Sanitat está pendiente de desarrollar el llamado
modelo de la gestión compartida, actualmente rebajado, y se ha aparcado la
decisión de cuál va ser la futura gestión de los nuevos hospitales de Lliria y
Gandia, todavía sin terminar, y de los centros sociosanitarios.
Ante la deuda y la falta de financiación, las soluciones son varias. Pero se ha
decidido, una vez más, por el recorte y la privatización como justificación de
una necesidad de sostenibilidad. Se abren puertas al negocio como respuesta a un
déficit de financiación, sin pruebas de que este método ahorre y sea más
eficiente. Pero ante esta situación, realmente kafkiana, hay alternativas de
gestión que no pasan por la intervención de estructuras y empresas privadas. No
hay datos que apoyen la existencia de una “burbuja” sanitaria, y sí de que ha
habido un gasto contenido en sanidad en la última década (por debajo de la
mayoría de los países de UE-15) con déficit de financiación y no despilfarro
como se nos pretende hacer ver. Se puede mejorar la eficiencia y el presupuesto
para sanidad sin necesidad de vender la estructura sanitaria.
Hemos incluido opiniones de todos los gustos, pero resaltando nuestro criterio
general de defensa de la sanidad pública, tanto en la provisión como en la
financiación.
Por último, informaros que se ha abierto una página de change.org para pedir la
anulación del cambio de prestación del Hospital de La Princesa. (
http://www.change.org/es/peticiones/no-al-hospital-de-la-princesa-especifico-para-pacientes-ancianos)