LOS MÉDICOS INDEFENSOS: LA CONSELLERIA IMPONE MODIFICACIONES LABORALES SIN SOPORTE LEGAL.
 

     El SIMAP (Sindicato de Médicos de Asistencia Pública) denuncia que los médicos y resto de facultativos se encuentran totalmente indefensos ante los cambios estructurales y funcionales que está imponiendo la Conselleria de Sanitat dentro de su plan de ahorro en el déficit público.

    La Conselleria, a través de los órganos directivos de los diferentes departamentos de salud, está modificando de manera unilateral, sin contar con los médicos ni con los agentes sociales, la forma en la que se prestará la asistencia médica a partir de ahora.

    El criterio del ahorro es la base de esta nueva organización y para poder llevarla a cabo sin impedimentos incluyeron en el Decreto-ley la Disposición Final Tercera en la que quedan suspendidos parcialmente todos los Acuerdos y Pactos Sindicales firmados en el ámbito del personal funcionario y estatutario incluidos dentro del ámbito de aplicación de dicho decreto-ley, en los términos estrictamente necesarios, así como la inaplicabilidad de los convenios colectivos en el personal laboral que contradigan lo dispuesto en el mismo.

   Hasta la fecha no se han hecho públicos los cambios normativos, es decir, qué parte de los Acuerdos y Pactos queda derogada y su nueva ordenación. Sin embargo, ya se están poniendo en marcha las medidas organizativas sin que exista regulación al respecto y sin informar de forma previa, como es preceptivo, a las Juntas de Personal de cada Departamento de Salud. En esta reorganización de los recursos humanos y de las funciones que deberá realizar cada uno de los facultativos han dejado de lado la información y la negociación con los representantes de los trabajadores. Las órdenes se trasmiten directamente desde los coordinadores o las diferentes direcciones a los médicos. Cuando se trata de instrucciones concretas que modifican sus condiciones de trabajo se trasmiten de forma verbal. Muchos de los cambios que pretenden imponer contradicen normativas de rango superior a los pactos y acuerdos, como por ejemplo la distribución y el número de guardias a realizar en Atención Primaria que está regulada por el Decreto 72/2001.

   El SIMAP denuncia esta absoluta indefensión de los médicos: les imponen unos cambios en sus condiciones laborales, en sus horarios, en el ámbito de actuación tanto geográfico como funcional, como está sucediendo con los médicos de Atención Primaria, sin que exista normativa que permita esos cambios. Estas órdenes no se concretan en instrucciones escritas y firmadas por el responsable de las mismas y por lo tanto dificultan el que puedan presentar alegaciones contra ellas siguiendo el procedimiento legal de la reclamación administrativa. Se está utilizando la técnica del tanteo con los profesionales que son requeridos por las direcciones y los diferentes coordinadores, les informan de lo que deben hacer y en función de la oposición que encuentran van modificando las órdenes que dan a cada uno. En un tema trascendental como es la organización de la asistencia médica, como ya es habitual, nos movemos en el terreno de la más lamentable improvisación. Evidentemente, la posibilidad del despido (considerar el elevado porcentaje de eventualidad) si no se pliegan a lo indicado es algo que está presente, incluso de forma explícita, en muchas ocasiones.
 
   El SIMAP tiene casos registrados y denunciados ante la Conselleria, en los que se fuerza al médico a trabajar en una categoría profesional diferente a la del nombramiento que ostenta. Por ejemplo, el caso de médicos con un nombramiento para la realización de guardias cuya función es cubrir las urgencias y su retribución es únicamente por las horas realizadas como sucede con los jornaleros. Como consecuencia de un contrato precario y que puede ser rescindido en cualquier momento, se les hace cubrir el trabajo de los médicos de cabecera para suplir bajas o ausencias por otras circunstancias sin que su nombramiento permita esta actividad. No se le cambia de contrato como establece la ley. Los responsables directos en la gestión de los departamentos de salud están dispuestos a incurrir en este fraude de ley por tres razones: por el ahorro económico, para conseguir evitar la intervención de la Conselleria de Hacienda, que no daría la conformidad a la mayoría de las sustituciones y por último la necesidad de cubrir la asistencia sanitaria a la población ante la ausencia del médico titular.
 
   La realidad es muy diferente de lo que imagina el Consell y no es posible recortar y reducir recursos humanos en Sanidad sin deteriorar la asistencia, ya que son crónicamente insuficientes y para intentar paliar esta situación, sin sobrecostes, se han realizado durante lustros nombramientos en fraude de ley.
 
   Otro ejemplo, también denunciado por el SIMAP: la realización de nombramientos de lunes a viernes a Médicos de Equipo de Atención Primaria con un cupo fijo de pacientes durante varios años. Son despedidos al terminar su jornada del viernes y vuelven a ser contratados el lunes siguiente.
Existen muchos más ejemplos de la indefensión crónica de los médicos al saltarse la normativa que regula sus condiciones de trabajo: para paliar la falta de médicos, también en Atención Primaria, se reguló la figura del refuerzo por el que, a cambio de un suplemento retributivo, cuando no se sustituyera a un compañero del equipo, los médicos asumirían su trabajo. La falta de presupuesto ha provocado que en muchos departamentos no se haya pagado en años estos complementos y se haya obligado a los médicos a asumir ese trabajo. Incluso en los dos últimos periodos vacacionales, se notificó únicamente con órdenes verbales y evitar así la retribución económica. Los facultativos no consiguieron, pese a la solicitud con registro de entrada, que se les asignaran sus nuevas funciones con una instrucción escrita y firmada como legalmente está establecido.

   En muchas ocasiones estas instrucciones verbales son contrarias a lo que los médicos entienden como una correcta asistencia sanitaria a la población y consideran que ponen en riesgos a los pacientes. Así lo trasmiten y solicitan de las diferentes Gerencias de Departamento que den esas órdenes por escrito y que asuman la responsabilidad de las incidencias que puedan surgir por esta organización de la atención médica. Un ejemplo grave de esta forma de proceder es cuando se ordena al médico de cabecera la incorporación inmediata como único médico en el equipo SAMU en la asistencia a una urgencia en el Departamento de Salud, sin tener nombramiento, certificación ni entrenamiento para ese puesto, abandonando la consulta de Atención Primaria que tenía programada y debiendo reanudarla al final de la asistencia, con la demora sufrida y el perjuicio subsiguiente a los pacientes de su cupo.

   El SIMAP considera que esta movilización del personal facultativo no es correcta, no se ajusta a la normativa vigente y puede tener consecuencias graves. Así lo hemos denunciado ante la dirección General de Recursos Humanos de la Conselleria de Sanitat en septiembre del 2011, solicitando que evite estas prácticas fuera de toda regulación y encaminadas a producir situaciones conflictivas y que pueden suponer graves perjuicios tanto para los profesionales implicados como, sin duda, a los pacientes atendidos. No sólo no hemos obtenido respuesta alguna, sino que esta práctica se ha ido implantando en la mayoría de los departamentos de salud y ya se ha informado a los médicos de primaria, por supuesto sólo de forma verbal, de los días que no habrá médico de emergencias en las unidades SAMU y tendrá que ser sustitui-do por el médico de cabecera.

   Otro ejemplo que se está produciendo en los Centros de Salud con puntos de atención urgente es la reducción del número de médicos de guardia como consecuencia directa de los recortes en Sanidad en el capítulo de recursos humanos. A determinadas horas permanecerá un solo efectivo en muchos centros, generalmente durante la noche. El médico de guardia en Atención Primaria debe atender a los pacientes que acudan al centro, pero también a las ur-gencias que ocurran fuera del mismo en su área de actuación. Si le requieren por una urgencia en un domicilio o en la calle debe abandonar el puesto en el Centro de Salud. En ese caso, el centro se queda sin personal facultativo. Los médicos tampoco consiguen en este caso sus instrucciones por escrito y además no conocen o no tienen actualizado el reglamento de régi-men interior, que debería indicar claramente la forma de actuar en estas ocasiones. Por ello, no deben asumir la responsabilidad de decidir en qué punto dejan de ejercer sus funciones y asumir las consecuencias de abandonar en su caso su puesto de trabajo y no estar presente si en ese momento acude una urgencia médica o hacer negación de la asistencia cuando ha sido requerido fuera del centro.

   Todas las reclamaciones presentadas contra éstas y otras prácticas, tanto a nivel individual como desde el SIMAP, están condenadas a terminar en la interposición de demandas judiciales por la falta de respuesta de la Administración. Así se consigue que la Conselleria saque partido de la demora en años de la solución del problema y que el facultativo esté obligado a una inversión económica considerable cada vez que se vulneren sus derechos.
 
   La Conselleria confía en que esta forma de actuar desanime a la mayoría de los afectados. Son muchos años de indefensión que nos han llevado a una tremenda asimilación de las situaciones deletéreas en nuestro quehacer diario. Se produce una docilidad que pocos de los que no la sufren entienden, y que se alimenta muchas veces de la necesidad de estar centrados en nuestro trabajo y en los problemas de nuestros pacientes. Nuestra cabeza y nuestra fuerza no llegan a más. Nuestro objetivo es poder atender el trabajo del día y prepararse para el siguiente.

   Esta situación no es adecuada para nadie, ni para la salud del médico ni para la calidad de su trabajo, que es la salud de sus pacientes, pero en este punto también tiene ganada la batalla la Conselleria de Sanitat al conseguir que las unidades de prevención de riesgos laborales no funcionen. Pese a años insistiendo y denunciando desde el SIMAP, no hemos conseguido que se estudie el riesgo laboral que sufre nuestro colectivo y que es específico por la gran carga mental que supone la práctica médica. No se evalúa el riesgo de nuestro puesto de trabajo, no se realizan medidas preventivas, no se investigan siguiendo la normativa los accidentes laborales, no se atienden las solicitudes de adaptación del puesto de trabajo incluso después de haber sufrido enfermedades graves. Cualquier actuación en este campo por parte del SIMAP y de los facultativos suele acabar en la misma vía muerta, incluso cuando se denuncian ante la inspección de trabajo.

   En estos momentos, con la situación añadida por los recortes, la pérdida de normativa a la que atenernos y las tácticas de la imposición directa a través de órdenes verbales ponen en evidencia, todavía más si cabe, la indefensión que han tenido la mayoría de los médicos que trabajan en la sanidad pública. Esta indefensión se alimenta, entre otras cosas, de la gran tasa de eventualidad existente dentro de los facultativos, que triplica la del resto de categorías profesionales, y del abuso en los contratos de muy baja calidad.

   Desde el SIMAP insistimos en que es imprescindible que, antes de cambiar las condiciones laborales de los médicos, la Conselleria establezca con claridad la normativa que va a ser derogada y cuál va a ser la nueva regulación, para que podamos defendernos de aquellas situaciones que no se ajusten a derecho.